La ciudad de Miami es un lugar mágico donde se amalgaman pequeños pedazos de islas caribeñas y países latinoamericanos.
SurFlorida / El Nuevo Herald
Cerca de 5.7 millones de hispanos residen en la Florida colocando al estado en la tercera posición con la mayor cantidad de latinos en todo el país, por lo que no hace falta viajar por el mundo para conocer las diversas culturas y saborear sus cocinas.
Muchos de ellos están centrados en el sur de la Florida y es que, “Miami tiene esta característica que nadie es de aquí”, tal como dice el profesor Jorge Duany, quien se describe a sí mismo como ‘cubanorriqueño’ y funge como Director del Instituto Cubano de Investigaciones.
Un corto viaje en carro a Hialeah, Key West o La Pequeña Habana puede transportar a cualquiera a Cuba. Un paseo por Homestead promete los tacos mexicanos más auténticos del sur de la Florida. Si está en busca del mejor mofongo puertorriqueño o si tiene ganas de un buen mangú dominicano, puede llegarle a Wynwood o a Allapattah. Claro, sin pasar de largo las ricas arepas venezolanas que se pueden encontrar en Doral.
Esta mezcla de culturas latinoamericanas ha logrado abrirse paso hacia los más altos rangos de poder en un país conocido por su xenofobia.
En comparación con otras ciudades de Estados Unidos como Wyoming o Omaha donde el idioma español es considerado como parte de una minoría, en Miami, sino hablas español, no estás en na’.
“En Los Ángeles, cuando uno escucha español, suele ser el idioma de los camareros o el que usan los jardineros cuando cortan el césped del jardín. En Miami, la gente que es la dueña del restaurante y el césped es la que habla español,” dijo Guillermo Grenier, profesor de sociología de Florida International University en una entrevista con BBC News al subrayar que cerca del 25% de los negocios en el estado de Florida son de propiedad de inmigrantes latinoamericanos.
La gran predominancia del español es lo que ha atraído a miles de profesionales latinoamericanos a Miami quienes no solo vienen a disfrutar de la playa, sino que vienen a desarrollarse en sus respectivos campos mientras mantienen una fuerte idiosincrasia y responsabilidad cultural.
En el 2019, los hogares inmigrantes en Miami-Dade en su mayoría latinos ganaron cerca de $44.5 billones, lo que se tradujo a una contribución de $7.6 mil millones en impuestos federales y $3 mil millones fueron dirigidos a impuestos estatales y locales de acuerdo con un informe llevado a cabo por la Oficina de Nuevos Americanos (ONA).
Este es el caso de la periodista venezolana Xiomara González-Govea quien, al principio, hablaba poco inglés y vio a la ciudad de Miami como “una oportunidad cómoda para empezar a navegar el mundo de un segundo idioma”, dijo en una entrevista con El Nuevo Herald.
Hoy día trabaja para la cadena televisiva de Univisión y ha desarrollado su propio podcast para ayudar a sus oyentes a navegar el mundo de la adopción tanto de niños como de animales. “Mi trabajo tiene un propósito, no un salario. El poder llevar información de valor puede sacudir muchas cabezas y tocar corazones,” confiesa González-Govea.
A la cabeza del Miami Dade College está Madeline Pumariega, quien creció en Hialeah junto a sus padres cubanos y se convirtió en la primera mujer presidenta de la institución académica.
“Los hispanos nos hemos convertido en parte integral del progreso de esta nación y nuestra contribución política, económica, social y cultural es cada vez más notable,” reconoce Pumariega.
Al recordar las dificultades que tuvo que enfrentar, Pumariega añade que “…como parte de una familia inmigrante padecí en carne propia el gran desafío de integración y lucha en un nuevo país y logré imponerme a las adversidades y a todos les digo que existe la esperanza para quienes deciden educarse,” comparte al decir que “enriquecer la experiencia de aprendizaje de nuestros estudiantes a través del intercambio cultural y democrático” es y será su mayor objetivo.
Al timón de Miami City Ballet, considerada como una de las mejores compañías de ballet de todo el país, se encuentra su directora cubanoamericana Lourdes López, una exbailarina del New York City Ballet considerada de las más destacadas y consumadas de este arte. Sin dejar a un lado sus raíces caribeñas, López comparte su orgullo caribeño.
“Me enorgullezco enormemente de mi herencia, trasfondo y cultura. No hay un día que pase en el que no me recuerde por algo que hago o digo que soy cubana. Mi herencia ha elevado quién soy y en qué me convertí, una bailarina”, comenta la directora al mismo tiempo que reconoce a quienes la inspiraron y como buscar servir de luz en el camino para las próximas generaciones.
“Tantas bailarinas latinas vinieron antes que yo, Alonso, Lydia Díaz Cruz, Lupe Serrano y mi propia maestra aquí en Miami, Martha Mahr. Fueron mis brillantes ejemplos que yo también, con perseverancia, pude lograr y convertirme en un ejemplo para otros latinos”, compartió López. “Al finalizar la celebración del Mes de la Herencia Hispana, agradezco a todos los latinos que están alzando la voz,” concluyó.