Cuando el patrimonio de Jeffrey Epstein necesitó vender activos para compensar a las víctimas y cubrir costos judiciales, el empresario haitiano retirado Gilbert Bigio era el hombre que tenía el dinero. Compró el sedán Mercedes Maybach del financiero caído en desgracia en París por alrededor de $132,000.
Sur Florida / elnuevoherald
La venta está sepultada al final de un documento de 418 páginas que da cuenta de las finanzas del patrimonio en el tercer trimestre de 2020. Nada indica cómo y porqué el hombre, considerado uno de los más ricos, si no el más rico, de Haití, supo hacerse con el automóvil de Epstein por una ganga. (Los modelos más baratos de hoy en día cuestan a partir de $185,000.)
Bigio, de 86 años, es una conocida persona influyente y poderosa en los círculos políticos de Haití. Cuando los haitianos hablan de las familias que operan el país, los Bigio salen invariablemente a relucir.
Una nueva y enorme filtración mundial de documentos secretos de empresas ficticias muestra el alcance de su imperio y cómo la élite rica del Caribe ha encubierto durante décadas sus fortunas y protegido sus activos a través de empresas ficticias que apuntan a cuentas bancarias suizas.
La filtración, bautizada como “Pandora Papers”, incluye más de 11.9 millones de documentos de 14 proveedores de servicios extraterritoriales, es decir, empresas o bufetes de abogados que crean entidades, a menudo con estructuras de propiedad oscuras y complejas. En conjunto, los Pandora Papers muestran cómo la élite acaudalada de todo el mundo protege, e incluso oculta, sus fortunas.
Hay razones legítimas para buscar el anonimato que proporciona una empresa pantalla. El secreto puede evitar que un vendedor aumente el precio si el comprador es una celebridad, facilita el proceso de una fusión en curso o permite a un individuo minimizar legalmente sus obligaciones fiscales. Pero las entidades extraterritoriales también pueden ocultar ingresos a las autoridades fiscales, esconder dinero robado y ocultar las ganancias de drogas ilícitas que pueden canalizarse para corromper a funcionarios gubernamentales y a fuerzas del orden.
Bigio se retiró como director general de GB Group en 2018, y a menudo se le califica de multimillonario, aunque procede del país más pobre del hemisferio. Es una nación desgarrada por los terremotos, la corrupción, la violencia de las pandillas y el horrible asesinato del presidente este verano.
Los Pandora Papers muestran que los Bigio, quienes en algún momento residieron en Miami, utilizaron entidades extraterritoriales en múltiples paraísos fiscales y trasladaron su riqueza a Miami y a Suiza.
¿QUIÉNES SON?
Junto con su hijo Reuven, de 48 años, Gilbert Bigio controla el GB Group que fundó en 1972. El alcance del conglomerado se extiende a toda la economía haitiana, desde el suministro de materiales de construcción y combustible hasta la oferta de artículos de primera necesidad como aceite de cocina y alimentos. También se ha extendido a la parte dominicana de La Española.
GB Group, que cuenta con oficinas en la elegante ciudad de Aventura en la Florida, construyó en la última década la terminal de contenedores privada de Port Lafito y la zona de libre comercio de Haití. Gran parte de lo que se compra, se vende o se consume en Haití es probable que toque algún rincón del imperio de Bigio.
A pesar de ese control sobre la economía haitiana, Bigio prefiere operar entre bastidores. No se considera aliado de ningún político o partido político ni de los diplomáticos que han trabajado en Haití a lo largo de los años. La familia, sancionada por Estados Unidos en los años 90, se niega casi siempre a conceder entrevistas.
“No era un nombre importante cuando yo era embajadora”, recordó Pamela White, quien fue enviada de Estados Unidos a Haití de 2012 a 2015 y desempeñó un papel menor allí de 1985 a 1990.
En la Florida, los Bigio han vivido tras puertas protectoras en la más exclusiva de las zonas, Indian Creek Island. Han disfrutado de la protección de agentes de la policía local que vigilan la puerta de entrada a la comunidad de la isla privada las 24 horas del día.
Los registros de propiedad muestran que su casa está a nombre de dos empresas: Agro Products and Services, registrada en la Florida, y Porpoise Investments Ltd., una empresa pantalla registrada en la Isla de Man, una dependencia autónoma de la corona británica situada en el Mar de Irlanda y con un bajo nivel impositivo.
El domicilio de Indian Creek también aparece en una empresa asociada al nieto de Bigio, Ignacio. La casa de ocho dormitorios y 8,881 pies cuadrados se construyó en 1996 y se vendió entonces por $4,550,000. Está cerca de donde, según se informa, Ivanka Trump y su marido Jared Kushner están construyendo su mansión, aunque la poderosa pareja nunca ha confirmado ni desmentido la compra. El cantante Julio Iglesias también posee múltiples propiedades en la elitista isla.
Los Bigio no son los únicos haitianos prominentes que aparecen en los Pandora Papers.
Está Rudolph Boulos, cuya empresa farmacéutica Pharval estuvo involucrada en 1996 en una transacción comercial que condujo al envenenamiento involuntario de niños haitianos con medicamentos para la tos contaminados con un disolvente utilizado en los anticongelantes. Al menos 30 niños murieron.
El ingrediente contaminado llegó en bidones procedentes de China y vendidos por proveedores europeos, y un segmento de “60 Minutes” en 1999 puso de manifiesto que no se acusó a nadie. En su página de LinkedIn, Boulos se describe como asesor del Senado de Haití. En realidad es un ex senador, pero fue destituido por ser también ciudadano de Estados Unidos.
Y está Roger Jaar, un prominente hombre de negocios con sede en Miami quien, al igual que Bigio y otras élites, se enriqueció durante la época de las dictaduras de Haití, pero abandonó el país a principios de los años 90. Jaar, un importante embotellador de refrescos, y su hermano Raymond tienen conjuntamente empresas ficticias que se remontan a finales de los años 80, entre los archivos más antiguos de los Pandora Papers.
Ni Rudolph Boulos ni Roger Jaar devolvieron los correos electrónicos solicitando comentarios.
La amplia variedad de conglomerados de la familia Bigio y de sus empresas que aparecen en los Pandora Papers —conectados a numerosos paraísos fiscales en las Islas Vírgenes Británicas, Bahamas y Panamá y algunos conectadas a cuentas bancarias suizas— hace que destaque el acaudalado pero discreto clan Bigio.
“Yo diría que las estructuras que han creado, la complejidad que han creado, la elección de los lugares, los países a través de los cuales están moviendo el dinero enciende todo tipo de alertas, y crea enormes problemas para el país anfitrión, en este caso Haití”, dijo Gary Kalman, director en Estados Unidos de Transparencia Internacional, una organización no gubernamental contra la corrupción, advirtiendo que no conocía todos los detalles de las posesiones extraterritoriales de Bigio.
Bigio no ha sido condenado, ni acusado de ningún delito.
El Miami Herald y el Organized Crime and Corruption Reporting Project intentaron contactar con los Bigio desde finales de agosto hasta octubre. Llamaron y enviaron correos electrónicos, faxes y cartas solicitando una entrevista o un comentario. No hubo respuesta.
PORQUÉ ES IMPORTANTE
Haití ostenta el ignominioso título de país del hemisferio occidental con los mayores niveles de desigualdad de ingresos. Esto hace que la riqueza de la familia Bigio, al menos parcialmente oculta tras empresas ficticias en el extranjero, sea aún más notable.
Los barones de los negocios de Haití, descritos por diplomáticos estadounidenses en la década de 1990 como la Élite Moralmente Repugnante (MRE, por su sigla en inglés), han construido su riqueza estableciendo y controlando los monopolios de las importaciones, y han sido acusados de beneficiarse del caos y la disfunción en Haití mientras ofrecen una inversión limitada en programas sociales para la mayoría pobre.
“El resultado de la fuga de riqueza de Haití es devastador”, dijo Kalman.
El Fondo Monetario Internacional lo dijo en su reporte de abril de 2020 sobre Haití, el más reciente. El FMI señaló que de 2015 a 2020, Haití recaudó ingresos fiscales similares al 13% del tamaño de su economía en general, y que solo Panamá y Venezuela recaudaron menos. En comparación, Estados Unidos recaudó un promedio del 24.5% en 2019.
La incapacidad de recaudar ingresos fiscales limita lo que Haití puede gastar en la lucha contra la pobreza. El FMI hizo una relación directa entre las élites y la desigualdad de ingresos.
“Esto está relacionado con una concentración de recursos en manos de un pequeño pero poderoso grupo de élites, muchas de las cuales han dominado sectores enteros de la economía haitiana” desde los días de la dictadura, decía el reporte.
Se refería a las élites a las que, según el FMI, a las que el dictador Jean-Claude Duvalier, quien gobernó de 1971 a 1986, “concedió derechos de monopolio en industrias clave y licencias exclusivas de importación de los principales productos de consumo”.
¿POR QUÉ ENTIDADES EXTRATERRITORIALES?
Una posible explicación del uso de entidades extraterritoriales por parte de la familia Bigio puede ser que la fortuna familiar quedó inmovilizada hace décadas cuando el Departamento del Tesoro congeló sus activos en bancos de Estados Unidos en 1991. Fue una amplia respuesta a un brutal golpe militar que puso fin abruptamente al primer mandato del presidente electo Jean-Bertrand Aristide. Esas sanciones, contra más de 200 haitianos ricos que presuntamente apoyaron el golpe, fueron levantadas por la administración de Bill Clinton en 1994.
Los registros del Departamento de Justicia sobre el cabildeo extranjero muestran que Bigio contrató en 1992 al bufete de abogados Powell, Goldstein, Frazer & Murphy y a la empresa de relaciones públicas APCO para tratar de inducir a la administración de Clinton a resolver los problemas con su visado de Estados Unidos. El documento muestra que uno de los abogados asignados al esfuerzo fue Stuart Eizenstat, quien en 1993 se convirtió en embajador de Estados Unidos en la Unión Europea.
El verdadero crecimiento de la riqueza de la familia Bigio parece haber ocurrido tras el segundo derrocamiento del izquierdista Aristide, en 2004, después del cual varios clanes haitianos ricos vieron cómo sus fortunas se disparaban astronómicamente. Desde entonces, los Bigio se han expandido en el sector de la energía en Haití y en la República Dominicana, las telecomunicaciones y, más recientemente, una terminal portuaria privada.
Los Pandora Papers proporcionan un prisma único a través del cual se puede ver la creciente riqueza de la familia Bigio, cuyo origen, según entrevistas pasadas de Gilbert y el sitio web de GB Group, se remonta a principios del siglo XX, debido a una desmotadora de algodón y empresas comerciales. En los años 70, la acería de la familia impulsó aún más su fortuna.
Otro exitoso empresario haitiano, que habló a condición de no ser identificado para poder hacerlo libremente, dijo que Gilbert Bigio es “un astuto hombre de negocios”.
“Cuida de sus trabajadores, pero también los despide de buenas a primeras. No es burdo ni barato”.
Los Bigio son celebrados en las publicaciones judías por conservar la única Torá de la isla, el rollo de la Biblia hebrea. Los sitios web haitianos radicales, a menudo plagados de antisemitismo, los denuncian como parte de una clase dirigente de piel clara que controla la riqueza del país mayoritariamente afrodescendiente.
Esta distinción es importante en cualquier conversación sobre Haití y su desigualdad de ingresos, advirtió Vicki J. Huddleston, embajadora retirada de Estados Unidos en dos países africanos que trabajó en Haití en los años 90 y de nuevo de 2013 a 2015.
“Esta pequeña minoría blanca o blanquecina controla los recursos del país”, dijo en una entrevista en agosto, antes de salir de su retiro para un puesto temporal en África. “Controlan los recursos, y no son terriblemente buenos a la hora de devolverlos al país”.