Hasta hace poco, ni la policía se animaba a ingresar de noche al barrio Lunik IX de Kosice, la ciudad más grande de Eslovaquia después de la capital Bratislava.
SurFlorida / AP
Lunik IX, sin embargo, será una de las principales paradas que hará el papa Francisco durante su peregrinaje de la semana que viene por “el corazón de Europa”.
Francisco se propone visitar allí a la comunidad gitana. Será el primer pontífice que se encuentra con la minoría más marginada de Eslovaquia. Un sitio digno de quien se presenta como el “papa de la periferia”.
Lunik IX es el más grande de unos 600 barrios marginales donde viven los sectores más pobres de la comunidad gitana, de unas 400.000 personas. La mayoría carecen de agua corriente o de sistemas de desagüe, gas y electricidad.
“Es un gran honor para nosotros”, expresó el alcalde de Lunik IX Marcel Sana, quien vive en este barrio desde que tenía dos años. “Incluso si solo pronuncia unas pocas palabras, su presencia será un gran aliciente para los que vivimos aquí, los postergados y los pobres que necesitan ese apoyo”.
Para Peter Zatkulak, uno de cuatro sacerdotes de la orden salesiana de Don Bosco, congregación católica que se instaló en Lunik IX en el 2008, la visita del papa ofrece la posibilidad de replantear la relación entre los gitanos y el resto de la población.
Los gitanos son desde hace tiempo víctimas de racismo y discriminación en el centro y el este de Europa, y siguen enfrentando enormes obstáculos en el campo laboral y el educativo.
“Los romaníes (gitanos) han sido segregados por la mayoría muchas veces en el pasado. No queremos que eso continúe”, expresó Zatkulak. “Necesitamos integrarlos y eso es lo que está pasando ahora. A través de nuestras oraciones, queremos buscar la reconciliación entre los eslovacos y los romaníes, y también con la iglesia, porque nos hemos hecho daño y eso tiene que terminar. Llegó la hora de decir ‘lo siento’ y de empezar de nuevo”.
Opinó que Francisco puede desempeñar un papel clave en este proceso.
“Los habitantes de Kosice debemos recordarle al mundo que todas las ciudades grandes tienen un lado oscuro, que no queremos ver. La grandeza de Francisco es que está enfocando la atención en esos sitios”, manifestó. “Avergoncémonos de nuestros errores del pasado y tratemos de corregirlos”.
Andrea Buckova, enlace del gobierno con los gitanos, dijo que esperaba que el viaje del pontífice dé impulso a la zona y “que no sea algo pasajero”.
La noticia de la visita del papa se propagó rápidamente por Lunik IX y generó grandes expectativas entre sus 6.000 residentes.
“Oí hablar de él. Tiende a visitar los sitios más pobres. Tal vez por eso decidió venir aquí, porque somos el barrio más pobre de Eslovaquia”, dijo Monika Gulasova, una estudiante de secundaria de 19 años que es la principal cantante de un coro que el domingo cantará durante una misa en una iglesia de los salesianos.
“Traerá una nueva luz y esperanza a nuestro barrio”, agregó.
“Es muy bonito que venga. Un regalo del Señor”, sostuvo Anna Turtakova, de 67 años.
Sana, el primer alcalde gitano de Lunik IX con un título universitario, asumió en el 2014 e impulsó numerosas mejoras en este barrio de bloques de edificios de la era comunista. Ya no se ven pilas de basura en la calle y los edificios deshabitados fueron demolidos. Hay luces en las calles y decenas de cámaras de vigilancia que ayudan a mantener el orden. Las escuelas de la zona son bien vistas y se construyeron varios parques infantiles.
Pero desde el escenario levantado para la visita del papa frente al centro de los salesianos se podrá ver que todavía hay mucha pobreza, incluido un sector de casuchas improvisadas entre árboles y arbustos.
Jan Horvath, quien vive allí con su esposa y cuatro hijos, planea ir a ver al papa con su familia, pero no espera mucho de su visita.
“Veremos qué nos trae, pero nadie nos va a ayudar”, pronosticó el hombre, de 41 años. “Tenemos que arreglarnos por nuestra cuenta”.
Ahora que se acaba el verano, le preocupa la llegada del frío y dice que no sabe cómo hará para combatirlo en su casa.
Un vecino, Dyoniz Horvath, es más optimista.
“Espero que al menos algunas cosas cambien. Después de todo, es la mano derecha de Dios, o de Jesucristo. ¿En quién más podemos confiar, si no en él?”.
Francisco llegará a Eslovaquia tras una breve escala en Hungría el domingo. Permanecerá en el país hasta el miércoles y visitará también Bratislava, Presov y Sastín.
La última visita papal a Eslovaquia la hizo Juan Pablo II en el 2003.