Una multitud prorrumpió en vítores y cánticos el miércoles en el momento que una grúa retiró de su pedestal una enorme estatua del general de la Confederación Robert E. Lee que se alzó sobre la capital de Virginia durante más de un siglo.
SurFLORIDA / AP
La pieza era uno de los monumentos confederados más grandes de todo Estados Unidos. Momentos antes de las 9 de la mañana, uno de los trabajadores que sujetaron las correas a Lee y su caballo, alzó los brazos para la cuenta regresiva de “tres, dos uno”, y la multitud de cientos de personas lanzó gritos de júbilo.
Una vez en el suelo, trabajadores comenzaron a cortar la estatua en trozos para llevarla a un lugar seguro donde permanecerá hasta que se resuelva su destino final.
“Ya era hora de hacer esto, es parte del proceso de sanación para que Virginia pueda avanzar y ser un estado acogedor, con inclusividad y diversidad”, dijo el gobernador demócrata Ralph Northam una vez que la estatua estuvo en el suelo. Añadió que el monumento representa “más de 400 años de historia de la que no debemos estar orgullosos”, y felicitó a los virginianos por apoyar su retiro.
Aparecieron carteles de Black Lives Matter y algunos corearon: “¿De quién son las calles? ¡Las calles son nuestras!”.
La bajada de la enorme estatua se realizó después de años de resistencia y una larga batalla judicial. Entre la multitud que presenció el hecho no parecía haber partidarios de su conservación.
Northam ordenó bajar la estatua hace meses, en razón del dolor que cundió en todo el país por la muerte de George Floyd en Minneapolis después que un policía blanco le puso una rodilla en el cuello. El plan apenas pudo realizarse cuando un fallo judicial puso fin a las demandas en contrario.
La estatua ecuestre de bronce, de 6 metros (21 pies) de altura, reposaba sobre un pedestal casi el doble de alto y dominaba el bulevar residencial llamado Avenida de los Monumentos desde 1890 en la que fue la capital de la Confederación, los estados que se separaron de la Unión para defender la esclavitud.