Veterinarios del gobierno británico sacrificaron el martes a Gerónimo, una alpaca cuya sentencia de muerte por ser portador de la tuberculosis bovina llegó a los titulares internacionales y enfrentó a defensores de los animales contra el Estado.
SurFlorida / AP
Personal veterinario con monos azules, máscaras y gafas protectoras, escoltado por policías, llegó a una granja del oeste de Inglaterra donde vive el animal y lo sacó de su corral. La escena fue presenciada por activistas y periodistas que acamparon en la granja en Wickwar, 175 kilómetros (110 millas) al oeste de Londres, prometiendo detener la matanza.
El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales confirmó que el animal fue sacrificado.
El camélido fue condenado a muerte después de dos pruebas positivas de tuberculosis bovina. Su dueña, Helen Macdonald, argumentó que las pruebas eran falsos positivos y luchó por una tercera prueba, pero a principios de este mes un juez superior rechazó su solicitud para detener la orden de muerte y reabrir el caso.
La tuberculosis bovina puede devastar ganados y afectar los ingresos agrícolas. Gran Bretaña ha sacrificado animales, principalmente tejones, desde hace una década, pero la práctica sigue siendo polémica.
El gobierno dijo que 27.000 cabezas de ganado fueron sacrificadas en 2020 para frenar la propagación de la enfermedad.
“Esta es una situación terriblemente triste y nuestras condolencias permanecen con todos los afectados por esta devastadora enfermedad”, dijo la directora veterinaria del Reino Unido, Christine Middlemiss.
“Nadie quiere sacrificar animales infectados si se puede evitar. Pero debemos seguir la evidencia científica y sacrificar a los animales que dieron positivo en bTB para minimizar la propagación de esta insidiosa enfermedad”, acotó.