Miembros destacados de los gobiernos de Estados Unidos y Corea del Sur acordaron el jueves tratar de convencer a Corea del Norte de que regrese a negociaciones sobre su programa nuclear. Pyongyang ha insistido en que no lo hará, en protesta por lo que describe como hostilidad de Estados Unidos.
Sur Florida / AP
La vicesecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, estaba en Seúl dentro de una gira regional que la llevará a China este fin de semana. Será la funcionaria de mayor rango que visita China desde que el presidente, Joe Biden, asumió el cargo en enero.
El jueves se reunió con el ministro surcoreano de Exteriores, Chung Eui-yong, para hablar sobre Corea del Norte, la alianza militar entre Seúl y Washington y otros asuntos regionales.
Los dos decidieron continuar con las consultas para conseguir que Corea del Norte regrese a la mesa de negociaciones, y acoraron que el diálogo es esencial para alcanzar la desnuclearización completa y la paz permanente en la Península de Corea, según un comunicado del Ministerio que dirige Chung.
En su reunión posterior con el presidente, Moon Jae-in, Sherman dijo confiar en que Corea del Norte responda pronto a la oferta estadounidense de diálogo. Señaló que quería tratar a fondo el tema de Corea del Norte con funcionarios chinos cuando visite la ciudad nororiental china de Tianjin el domingo, según la oficina de Moon.
Aunque hay dudas sobre su influencia sobre Pyongyang, China sigue siendo su mayor aliado y su principal socio comercial. El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, dijo este mes que reforzaría los lazos de su país con China, mientras trata de superar el impacto económico de la pandemia.
Chung pidió a Sherman que intente reforzar la alianza entre Seúl y Washington. Sherman respondió que lo haría y señaló que esa relación es clave para la paz, la seguridad y la prosperidad en la región indopacífica y en el nordeste de Asia, según el comunicado.
La estrategia diplomática que dirige Estados Unidos con el objetivo de que Corea del Norte abandone su programa nuclear a cambio de ventajas económicas y políticas lleva unos dos años y medio paralizada. Un importante punto de fricción es la reclamación norcoreana de que Estados Unidos abandone una política que Pyongyang considera hostil, una aparente referencia a las asfixiantes sanciones lideradas por Estados Unidos que se impusieron a Corea del Norte por sus ensayos nucleares y de misiles.
La influyente hermana del líder norcoreano, Kim Yo Jong, rechazó el mes pasado la perspectiva de reactivar la diplomacia norcoreana. Las expectativas estadounidenses de entablar conversaciones “les hundirán en una decepción mayor”, afirmó. Tras sus declaraciones, el ministro de Exteriores dijo que el país ni siquiera barajaba la posibilidad de cualquier contacto con los estadounidenses, ya que, señaló, “no nos llevaría a ninguna parte, sólo consumiría un tiempo precioso”.
Esa sucesión de declaraciones firmes empaña las esperanzas de reanudar el proceso diplomático que brotaron después de que Kim dijera que Corea del Norte estaba lista para el diálogo y la confrontación, aunque más por la confrontación.
Algunos expertos creen que probablemente Corea del Norte se verá en la necesidad de volver a negociar con Estados Unidos si empeoran sus dificultades económicas asociadas a la pandemia.