Los mandatarios del Grupo de los Siete prometieron el viernes compartir vacunas y hacer que la economía global sea más equitativa, durante una reunión cumbre en Inglaterra en la que el primer ministro británico Boris Johnson dijo que no se le permitiría a la pandemia de coronavirus dejar una “cicatriz perdurable” en el mundo.
SurFlorida / AP
Los mandatarios de los países ricos se mostraron sonrientes y unidos cuando Johnson los recibió en la arena recién aplanada de Carbis Bay, pero compitieron entre ellos sobre quién hacía más para ayudar a las naciones más pobres del mundo en su lucha contra el COVID-19.
La recuperación de la pandemia se enfilaba a dominar las conversaciones, y los miembros del club de las democracias ricas se comprometieron a compartir al menos 1.000 millones de vacunas con los países en apuros. Eso incluye una promesa del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de dar 500 millones de dosis y otra de Johnson por 100 millones más.
Gran Bretaña, el país anfitrión, dijo que el G7 también anunciará un paquete de medidas destinadas a reducir las probabilidades de otra pandemia. El gobierno del Reino Unido dijo que la “Declaración de Carbis Bay” apuntará a un objetivo de 100 días para desarrollar vacunas, tratamientos y diagnósticos para enfermedades futuras, y apoyar la vigilancia de nuevas enfermedades.
El grupo también se comprometerá a fortalecer a la Organización Mundial de la Salud, de la cual se salió el expresidente Donald Trump y a la cual Biden se volvió a unir.
Johnson dijo que el objetivo de las medidas era “asegurarnos de que nunca más seremos tomados desprevenidos”.
Al inaugurar la cumbre de tres días en Cornwall, en el suroeste de Inglaterra, Johnson advirtió que los líderes mundiales no deben repetir los errores cometidos en los últimos 18 meses, o aquellos durante la recuperación de la crisis económica mundial de 2008.
“Es vital que no repitamos los errores de la última gran crisis, la última gran recesión económica de 2008, cuando la recuperación no fue uniforme en todas las partes de la sociedad”, manifestó, luego de que los mandatarios posaran para una “foto familiar” formal junto al mar.
“Y creo que lo que ha salido mal con esta pandemia, y lo que corre el riesgo de ser una cicatriz perdurable, es que las desigualdades pueden arraigarse”, agregó Johnson.
Los mandatarios del G7 — que también incluye a Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón — esperan que la reunión también dinamice la economía global. Bajo un cielo gris y amenazante, el grupo se alejó de la foto tan alegre como niños que acaban de construir un castillo de arena.
Mientras Johnson escoltaba a los políticos lejos de la playa, el presidente francés Emmanuel Macron colocó su brazo alrededor de los hombros de Biden, a quien se encontraba por primera vez. La Casa Blanca después indicó que los dos hombres hablaron del COVID-19 y de la lucha contraterrorista en la región del Sahel, en África, y que sostendrían una reunión el sábado.
Ante las críticas de que acaparan vacunas, los mandatarios compiten para ser el campeón mundial de tantos afectados por el virus. Con 3,7 millones de vidas perdidas en la pandemia, las democracias más ricas del mundo anhelan mostrarse como los defensores de los afligidos.
La canciller alemana Angela Merkel dijo que esperaba que la cumbre le muestre al mundo que “no sólo pensamos en nosotros”. Macron intentó enfatizar eso, señalando que Francia ya había enviado vacunas a los más pobres del mundo, y sutilmente reprendiendo a los países que no lo han hecho al pedir en un tuit “objetivos claros” y “compromisos concretos”.