5 de noviembre de 2024 8:28 PM

El drama de los presos cubanos llega a los cines de Miami

Una aspillera era lo que necesitaba el director Lilo Vilaplana para que uno de los presos del filme Plantados pudiera imaginar en el horizonte la libertad que no vería por varias décadas, porque Fidel Castro lo había convertido en uno de sus rehenes.

surflorida/ENH

Desde ese hueco en los muros de La Cabaña, la fortaleza española junto a la Bahía de La Habana que fue una cárcel terrible para los condenados, el preso era testigo del fusilamiento de un compañero.

Allí estaba La Capilla, la celda donde llevaban a los condenados antes de fusilarlos, y el Paredón, el destino final de tantos cubanos opositores al castrismo, que en los años 1960 morían gritando ¡Viva Cristo Rey! A veces les dispararon en las piernas para ponerlos de rodilla, antes de darles el tiro de gracia.

Vilaplana, sin embargo, no pudo filmar en el escenario real donde ocurre parte de la historia que cuenta su película, la de los presos “plantados” que se negaron a aceptar el plan de reeducación y adoctrinamiento que les impuso el gobierno cubano con la promesa de mejores tratos y condenas más cortas.

“Esa es la grandeza de ‘los plantados’, a pesar de que los fusilaban, los torturaban y les imponían castigos terribles, ellos no claudicaron”, dijo Vilaplana a el Nuevo Herald.

El director tuvo que filmar los exteriores en el castillo San Cristóbal en Puerto Rico, porque, aunque un congresista intercedió, no pudo conseguir el castilllo San Marcos, en San Agustín, que hubiera representado una manejada de más o menos cinco horas desde Miami.

La causa de esos hombres que cuenta Plantados, que se estrena el 12 de marzo en el Festival de Cine de Miami, no ha sido muy popular más allá del reconocimiento que le ha dado el exilio a esos héroes que sacrificaron su juventud por un ideal.

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