Las bajas temperaturas en Texas produjeron una cadena de eventos que dejaron sin electricidad a cerca de 5 millones de usuarios en el norte de México el lunes, ya que la falta de gas natural interrumpió la generación.
Sur Florida / APNews
La Comisión Federal de Electricidad (CFE), una empresa propiedad del gobierno mexicano, informó que sus operaciones se vieron afectadas debido a que la tormenta invernal en Texas congeló los gasoductos. Señaló que algunas centrales eléctricas privadas también empezaron a cortar la electricidad el domingo por la noche. Las plantas privadas suministran alrededor del 80% de energía en el norte de México.
México utiliza gas para generar alrededor del 60% de su electricidad, comparado con 40% de Estados Unidos. México construyó gasoductos para aprovechar el gas natural barato de Estados Unidos, que a menudo es producto de la fracturación hidráulica en Texas, aunque México no permite dicha técnica en su territorio.
La CFE señaló que la demanda de energía en Estados Unidos también aumentó a medida que las temperaturas caían a lo largo de la frontera, provocando precios mucho más altos. Dijo que los precios del gas habían aumentado de unos 3 dólares por millón de BTU a unos 600 dólares por cada millón en los últimos días.
La CFE afirmó que, para el lunes al mediodía, había restablecido el suministro eléctrico a cerca del 65% de los 4,8 millones de clientes que se vieron afectados por el apagón, principalmente en los estados norteños de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Una pequeña cantidad de usuarios también se vio perjudicada en los estados de Durango y Zacatecas.
La compañía informó que buscaba compensar la escasez al conectar más plantas hidroeléctricas y de carbón a la red eléctrica, así como con gas suministrado por buques cisterna.
Miguel Reyes Hernández, director de la subsidiaria de CFE para las compras de combustibles, señaló que lo que había sucedido en Texas era una tormenta perfecta de factores que ahogaron las importaciones del gas que México utiliza para hacer funcionar muchas de sus termoeléctricas.
“La demanda de energía eléctrica en Estados Unidos se elevó en un poco más de 20% en sólo cuatro días”, precisó Reyes. “Este incremento precisamente asociado a las bajas temperaturas y obviamente al uso de calefacción en los Estados Unidos implicó un incremento en la demanda de gas natural por un lado, y por otro, precisamente por la caída en las temperaturas, se tuvo una disminución en la energía renovable”, añadió.
Comentó que los aerogeneradores “tenían congeladas las hélices” y que “hubo congelamiento en muchos de los ductos, e incluso en los pozos”.
La falla fue un nuevo motivo de vergüenza para la CFE, una empresa estatal que se ha convertido en el proyecto favorito del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En enero, la compañía reconoció que había presentado un informe falso sobre un apagón ocurrido el 28 de diciembre, el cual había atribuido a un supuesto incendio forestal bajo unas líneas de transmisión. El apagón de dos horas afectó a una cuarta parte de los clientes del país.
López Obrador no sólo ha defendido a la compañía, sino que ha buscado eliminar la competencia que representan las plantas generadoras de construcción privada y las de energías renovables.
El mandatario presentó en enero un proyecto de ley que colocaría a las plantas generadoras privadas —muchas de las cuales son construidas con inversión extranjera— en el último lugar para compras de electricidad. Las centrales privadas de gas y de energía renovable fueron impulsadas por los predecesores de López Obrador, con el fin de reducir las emisiones de carbono.
En 2020, López Obrador emitió una orden ejecutiva con la que pretendía apuntalar a la CFE al limitar los permisos para conectar las plantas de otras empresas a la red eléctrica nacional, incluidas algunas instalaciones eólicas y solares. El presidente sostiene que los incentivos para energías limpias dan a esas plantas una ventaja injusta sobre la CFE.
Debido a que el consumo de electricidad ha disminuido durante la pandemia de coronavirus, la compañía estatal experimenta una caída en los ingresos y un aumento en sus inventarios de combustóleo, el cual emplea en las centrales eléctricas. También se ha visto presionada a comprar carbón de las minas nacionales.