En Francia, la posibilidad de un tercer confinamiento divide al gobierno y es rechazada por la opinión pública. Pero son muy frecuentes los estallidos de violencia suburbana y los movimientos de protesta social creciente, sin que exista por ahora un movimiento de contestación radical, negacionista.
Sur Florida/ABC
Según un sondeo del matutino conservador «Le Figaro», un 60% de los franceses serían contrarios a un tercer confinamiento, apoyado por un 40%. Ante la hostilidad aparente de la opinión pública y la división de su gobierno, Emmanuel Macron ha decidido «seguir reflexionando».
Los partidarios gubernamentales de un nuevo confinamiento «duro y cuanto antes», esperaban que el presidente de la República lo anunciase miércoles o jueves. Los sondeos de opinión, contrarios, y las presiones de los adversarios gubernamentales han conseguido aplazar cualquier decisión «unos días». La prudencia presidencial contrasta con la angustia social y la violencia, en la «banlieue» / suburbios de París y las grandes ciudades.
Los sindicatos anunciaron a primeros de enero la convocatoria de movimientos de protesta. Entre un 10% y un 15% de los maestros y profesores de Francia estuvieron en huelga buena parte de la jornada del martes. A las protestas tradicionales (salarios, condiciones laborales) se suman protestas de nuevo cuño, contra las medidas administrativas y sanitarias.
En los aeropuertos de París, Orly y Charles-de-Gaulle / Roissy, ha comenzado a crecer un movimiento de protesta, que los sindicatos desean «canalizar» hacia una huelga larga y dura. ¿Motivos? Clásicos (salarios, condiciones laborales) y de nuevo cuño: la crisis del sector aeronáutico y los transportes aéreos amenaza que tener un costo social grave.
Tensión social
La sucesión de incidentes violentos, en Holanda, se sigue con prudente distancia. Francia conoce desde hace meses un estado de violencia no siempre contenida en la periferia de las grandes ciudades, con incendio de automóviles durante muchos fines de semana. Pero se trata de conflictos étnicos, sociales, alejados del negacionismo y la protesta contra el confinamiento y el toque de queda.
En Francia, han existido varios intentos de lanzar un movimiento nacional negacionista. Sin éxito, por ahora. Algunos médicos, muy minoritarios, han intentado «atizar el fuego» negacionista, utilizando las redes sociales para lanzar ideas del tipo «yo no me confino». Otros grupitos de médicos han lanzado llamamientos a la «desobediencia civil». El portavoz de uno, Fabien Quedeville, afirman desear provocar un «electrochoque». Han circulado varias peticiones para protestar contra un eventual tercer confinamiento para evitar la «desintegración» social, económica y democrática de Francia.
Emmanuel Macron estudia y reflexiona sobre ese estado de angustia social contenida, esperando que la crisis no se agrave con nuevas tensiones sociales.