A dos días de dejar la Casa Blanca, el presidente saliente Donald Trump emitió una proclamación para cancelar las restricciones de entrada para viajeros extranjeros procedentes del Reino Unido, Irlanda, Brasil y el espacio de Schengen (conformado por 26 países europeos), aunque la futura administración del electo Joe Biden pudiera no acatarla.
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En el decreto, Trump afirmó que ordenó al secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, eliminar las medidas para las personas que hayan estado estas regiones, pero mantener vigentes las restricciones para quienes hayan visitado la República Popular China y la República Islámica de Irán.
“Estoy de acuerdo con el secretario en que esta acción es la mejor manera de continuar protegiendo a los estadounidenses del COVID-19 mientras se permite que los viajes se reanuden de manera segura”, indica el comunicado.
Minutos después de conocer la medida, la futura secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que “con el empeoramiento de la pandemia y el surgimiento de variantes más contagiosas en todo el mundo, este no es el momento de levantar las restricciones a los viajes internacionales”.
Agregó que siguiendo el consejo del equipo médico, la futura administración ed Joe Biden no tiene la intención de levantar estas restricciones el 26 de enero. “De hecho, planeamos fortalecer las medidas de salud pública en torno a los viajes internacionales para mitigar aún más la propagación del COVID-19”, indicó.
Trump explicó que la orden de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del 12 de enero de exigir un test negativo de COVID-19 a todos los viajeros, prevendría a aquellos que viajen desde el Reino Unido, Irlanda, Brasil y el espacio de Schengen.
“Los funcionarios de salud pública en las jurisdicciones tienen un historial comprobado de trabajo con Estados Unidos para compartir datos de tendencias y pruebas de COVID-19 precisos y oportunos”, indica la proclamación.
“Esta cooperación contrasta radicalmente con el comportamiento de los gobiernos y las empresas estatales de la República Popular de China y la República Islámica del Irán, que en repetidas ocasiones no han cooperado con las autoridades de salud pública de los Estados Unidos ni han compartido información precisa y oportuna. sobre la propagación del virus”.
