El gobierno estadounidense de Donald Trump anunció el domingo por la noche, a diez días del término de su mandato, que incluirá a los rebeldes hutíes de Yemen en su lista negra de grupos “terroristas”.
Sur Florida / infobae
Esta sanción apunta a hacer a los hutíes “responsables de sus actos terroristas, en particular los ataques transfronterizos que amenazan a las poblaciones civiles, las infraestructuras y el transporte marítimo”, declaró el secretario de Estado estadounidense Mark Pompeo en un comunicado.
Se espera que la medida sirva para avanzar en los esfuerzos dirigidos a lograr un Yemen unido, soberano y pacífico, libre de las interferencias iraníes y en paz con sus vecinos, añadió Pompeo. “Sólo se podrán lograr avances para abordar la inestabilidad de Yemen cuando los responsables de obstruir la paz rindan cuentas de sus acciones”, precisó.
El grupo rebelde controla parte de Yemen y ya fue sancionado por Estados Unidos. Según el secretario de Estado, los rebeldes hutíes de Yemen han hecho una campaña “brutal” que ha provocado numerosas muertes, que continúa desestabilizando la región, y que niega una solución pacífica al conflicto en su país.
Por su parte, organizaciones internacionales de derechos humanos indicaron que esta designación podría agravar la crisis humanitaria en la zona, ya que la designación limitaría el acceso a transferencias bancarias o compras de comida y alimentos.
Grupos humanitarios y miembros del Partido Demócrata del presidente electo Joe Biden han advertido que esta decisión afectará severamente los esfuerzos para solucionar lo que la ONU califica como la mayor crisis humanitaria mundial. Según estas organizaciones, esta decisión de Washington podría provocar una parálisis en el flujo de ayuda humanitaria a Yemen. Tener contactos con los responsables hutíes, utilizar el sistema bancario, pagar personal médico, comprar comida y petróleo… todo eso podría verse afectado.
Luego de más de cinco años de guerra, en Yemen 80% de la población depende de la ayuda internacional.
La guerra en el Yemen estalló a finales de 2014, cuando los rebeldes hutíes conquistaron amplias zonas del oeste y el norte del país, incluida su capital, lo que se agravó con la intervención de una coalición de varios países árabes, encabezada por Arabia Saudí, en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente.