El partido oficialista del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y sus aliados asumen el martes el control de la Asamblea Nacional, tras unas elecciones cuestionadas por la oposición y naciones occidentales, y en momentos que el país sudamericano sigue bajo una larga recesión económica.
surflorida/Reuters
El cambio en el legislativo, que presidirá el exministro de Comunicación y diputado Jorge Rodríguez, marca una consolidación de poder para Maduro, quien a inicios de 2019 parecía vulnerable cuando Estados Unidos y decenas países reconocieron al opositor Juan Guaidó como líder legítimo del país.
Desde temprano, los accesos al Palacio Legislativo en el centro de Caracas estaban rodeados de oficiales, pocas personas circulando y negocios cerrados. Los diputados oficialistas ingresaron a media mañana a la sede de la Asamblea Nacional para la sesión inicial.
La oposición, que dominó el parlamento durante los últimos cinco años, no participó en las elecciones legislativas de diciembre por considerar que no tenían garantías, y reformó un estatuto de transición para extender su mandato por un año y operar mediante una comisión especial integrada por un grupo reducido de diputados.
Los opositores realizaron una sesión el martes en la que ratificaron la ampliación del mandato. En la reunión, Guaidó dijo que la instalación del Parlamento por parte del oficialismo tendrá el mismo resultado de la oficialista constituyente, una instancia que fue desconocida por naciones occidentales.
“La dictadura apostó que nos íbamos a ir del país y la respuesta es sencilla, aquí estamos, aquí está el Parlamento defendiendo la Constitución”, señaló Guaidó, quien denunció que en los últimos días los opositores han sido intimidados.
Estados Unidos apoyó el lunes la ampliación de funciones del congreso. Otras naciones o grupos de países que también respaldan a Guaidó, incluida la Unión Europea, no han declarado claramente si están de acuerdo en que la oposición siga operando bajo una comisión legislativa.
La extensión del mandato ha causado divisiones dentro la coalición opositora. Uno de los principales partidos se abstuvo de votar por la reforma para prolongar el período y algunos legisladores han dicho que no seguirán como parlamentarios después del 5 de enero, al tiempo que otros temen persecuciones.
A los desafíos de Guaidó se suma la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, prevista para el 20 de enero, después que la administración de Donald Trump intensificara las sanciones estadounidenses y la presión diplomática sobre Maduro para que abandonara el poder.
Biden ha calificado a Maduro de dictador y ha dicho que trabajará con otros países para buscar elecciones en Venezuela. Pero desde el oficialismo aspiran que se produzca un cambio.
El oficialismo, que por 15 años tuvo el control del parlamento, desde 2016 limitó las funciones de los legisladores opositores con decretos gubernamentales, una asamblea constituyente y fallos judiciales que llevaron a varios diputados al exilio. La semana pasada el Tribunal Supremo dijo que la reforma del estatuto era inválida.