Once senadores anunciaron este sábado que se opondrán a la ratificación de la victoria del presidente electo, Joe Biden, durante la sesión del Congreso de Estados Unidos programada con ese objetivo, lo que forzará un voto sobre el resultado de las elecciones de noviembre.
Sur Florida/El Diario
La maniobra de los once senadores, entre ellos el texano Ted Cruz, está abocada al fracaso y no logrará impedir que el Congreso ratifique la victoria de Biden en la sesión prevista para el próximo 6 de enero, pero sí asegurará un largo debate y una votación sobre el triunfo del presidente electo.
En un comunicado conjunto, los once senadores explicaron que se opondrán a la certificación de los resultados hasta que no se realice una auditoría de 10 días.
“El Congreso debería nombrar inmediatamente a una comisión electoral con plena autoridad para investigar y determinar la verdad de los hechos con el objetivo de hacer una auditoría de emergencia de 10 días de los resultados electorales en los estados en disputa”, afirmaron.
Además de Cruz, posible aspirante republicano a la Presidencia en 2024, los senadores que desafiarán la victoria de Biden son: Ron Johnson (Wisconsin), James Lankford (Oklahoma), Steve Daines (Montana), John Kennedy (Luisiana), Marsha Blackburn (Tennessee), Mike Braun (Indiana), Cynthia Lummis (Wyoming), Roger Marshall (Kansas), Bill Hagerty (Tennessee), y Tommy Tuberville (Alaska).
Su anuncio se suma al que ya hizo esta semana Josh Hawley, el primer senador republicano en comunicar que desafiaría la victoria de Biden en apoyo al presidente saliente, Donald Trump, quien no reconoce su derrota y alega sin pruebas que hubo fraude.
140 republicanos en la Cámara de Representantes
El 6 de enero, ambas cámaras del Congreso se reunirán para poner el sello final al resultado de las elecciones, y solo basta con que un miembro de la Cámara Baja y otro del Senado se opongan al cómputo de votos electorales en un estado para que puedan desafiarlo.
Unos 140 republicanos en la Cámara Baja, como el congresista Mo Brooks, han asegurado que planean desafiar los votos electorales en algunos estados clave, según CNN, que cita a dos fuentes republicanas de la Cámara de Representantes.
De esa forma, Trump ya cuenta con aliados en ambas cámaras para poder forzar un voto sobre la victoria de su oponente.
No obstante, para invalidar el resultado en uno o varios estados, tendría que superarse una votación de ambas cámaras, algo que en la práctica es imposible porque los demócratas, el partido de Biden, controlan la Cámara Baja.
El último recurso de Trump
La sesión del 6 de enero en el Congreso es el último paso en el proceso de certificación del resultado electoral, y dará vía libre a la llegada al poder de Biden el 20 de enero.
Por tanto, la maniobra de ese día será la última posibilidad de Trump de interferir en el resultado de las elecciones, una estrategia que muchos han comparado con un intento de golpe de Estado.
Trump ha presentado decenas de demandas fallidas para cuestionar sin pruebas el resultado en varios estados clave donde ganó Biden, y también ha presionado a funcionarios estatales para que manipularan lo votado por los estadounidenses.
La victoria de Biden se hizo definitivamente oficial el pasado 14 de diciembre, cuando la confirmó el Colegio Electoral de EE.UU., y fue entonces cuando el líder republicano Mitch McConnell reconoció al demócrata como presidente electo.
Pero Trump se mantuvo firme en su desafío al resultado electoral, lo que ha deteriorado su relación con McConnell, quien confiaba en evitar el debate en el Senado sobre el triunfo de Biden que ahora planean desencadenar una docena de senadores republicanos.
Aunque no hay ninguna perspectiva de que la votación en el Congreso cambie el resultado de las elecciones, sí obligará a cada legislador republicano a mostrarse a favor o en contra de la batalla de Trump contra lo votado, una última prueba de lealtad que promete llenar de tensión al partido.
Además, miles de simpatizantes de Trump, entre ellos miembros del grupo de ultraderecha Proud Boys, planean manifestarse en Washington el 6 de enero para apoyar al presidente saliente.