24 de noviembre de 2024 6:21 AM

Mar-a-Lago en Florida acoge a Trump en sus últimas navidades como presidente de EEUU

Partidarios del presidente saliente de EEUU dieron una calurosa bienvenida en el aeropuerto de Palm Beach, a donde llegó para pasar las últimas Navidades de su Presidencia a lo que pronto dejará de ser la “Casa Blanca de invierno”.

Sur Florida / telemundo51

Después de su victoria en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016, Trump le dio ese pomposo nombre a Mar-a-Lago, la mansión de estilo hispano-morisco que la millonaria Marjorie Merriweather Post mandó a construir en los años 20 y que él transformó en un lujoso club privado.

No se ha informado por el momento de las actividades que tendrá en esta visita, pero en anteriores fiestas navideñas la familia Trump ha asistido a una ceremonia religiosa el día de Navidad y ha participado en la fiesta de bienvenida del Año Nuevo que organiza el club.

En este rincón lujoso de Florida, con clima benévolo incluso en invierno, Trump dedica mucho tiempo a jugar golf, su deporte favorito, aunque también ha desarrollado actividades políticas y recibido a gobernantes extranjeros, como Xi Jinping y Jair Bolsonaro, presidentes de China y Brasil, respectivamente.

Del triunfalismo ha pasado a una recalcitrante negación de su derrota electoral acompañada de una catarata de denuncias de fraude masivo del que no ha presentado pruebas.

Como un triunfante presidente electo pasó las Navidades y el Año Nuevo de 2016 y las de los siguientes tres de su mandato en este lugar. Ahora llega de nuevo por Navidad al sur de Florida, donde desde 2019 tiene su domicilio a efectos legales, pero la situación es opuesta a la de hace cuatro años.

CUESTIONADO CAMBIO DE RESIDENCIA

En 2019, Trump, la primera dama, Melania, y el hijo de ambos, Barron, mudaron oficialmente su residencia de la Torre Trump en Nueva York a Mar-a-Lago en Palm Beach. De allí que la suntuosa mansión que compró en 1985 por unos diez millones de dólares se convirtió hace un año en su residencia.

Esta semana un abogado de la zona, Reginald G. Staumbach, alegó en nombre de un cliente que no identificó, que Trump perdió su derecho a residir permanentemente en Mar-a-Lago cuando en 1993 llegó a un acuerdo con las autoridades sobre el uso de la mansión erigida en un terreno de 18 acres en la isla de Palm Beach, lugar de vacaciones de ricos y famosos desde hace un siglo.

A cambio de mantener en pie la antigua residencia de la heredera del emporio de los cereales Post, al hoy presidente se le permitió transformarla en un club privado siempre que cumpliera determinadas condiciones, entre ellas que los socios no podían vivir allí más de 21 días al año y una sola vez.

Según el diario Miami Herald, Trump en 2002 llegó a un acuerdo con la ONG National Trust for Historic Preservation (Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica) mediante el cual obtuvo una bajada de impuestos a la propiedad considerable a cambio de “extinguir para siempre su derecho a desarrollar o usar la propiedad para otros fines que no sean los del club”.

La alcaldesa de Palm Beach, Gail Coniglio, se ha limitado a señalar que el Consejo Municipal va a estudiar el asunto, pues el Comité Palm Beach envió la semana pasada un mensaje vía fax a la alcaldesa en el que dirigiéndose a Trump dice: “No queremos que seas nuestro vecino y que infrinjas las leyes aquí”.

Sus oponentes políticos, vecinos y comerciantes enojados por las molestias que les producen las medidas de seguridad adoptadas cada vez que visita Mar-a-Lago también han salido a relucir en los reclamos de quienes viven en esta selecta y tranquila isla unida al continente por varios puentes.

La heredera de los cereales Post que mando construir Mar-a-Lago quería que a su muerte (1973) pasara a ser una residencia de invierno para los presidentes de EE.UU. y por eso se la legó al Servicio de Parques Nacionales.

Sin embargo, el Estado se la devolvió a la Fundación Post en 1981, debido a lo costoso del mantenimiento de la propiedad. El deseo de Post no se ha cumplido, pero al menos un presidente compró Mar-a-Lago y la denominó a título particular “Casa Blanca de invierno”.

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