Los países del G20 pidieron este sábado en el primer día de su cumbre anual, organizada por Arabia Saudita en formato videoconferencia, un esfuerzo global para facilitar el acceso a las vacunas contra el coronavirus y para luchar contra sus devastadoras consecuencias económicas, entre ellas la deuda.
Sur Florida/Diario Las Américas
La reunión de dos días de los países más ricos del mundo (19, a los que se suma la Unión Europea) se celebra en medio de críticas por su respuesta a la recesión mundial.
Esta vez no hubo una gran ceremonia de apertura ni reuniones bilaterales, en una cumbre —el primer G20 en un país árabe— limitada a sesiones cortas ‘online’.
“Aunque somos optimistas sobre el progreso en el desarrollo de vacunas, terapias y herramientas de diagnóstico para el COVID-19, debemos trabajar para crear las condiciones para un acceso asequible y equitativo a estas herramientas para todo el mundo” dijo el rey Salmán en su discurso inaugural, bajo la mirada del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, líder de facto del país.
El anfitrión de la cumbre aparecía en el centro de la pantalla y rodeado de imágenes en miniatura de los líderes mundiales, una imagen habitual en todo el planeta desde que apareció el virus.
Algunos parecían no dominar todavía este formato y se vio al presidente francés Emmanuel Macron bromeando con alguien fuera de plano o a su homólogo chino Xi Jinping llamando a uno de sus asistentes.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo una breve aparición donde habló principalmente de su balance, indicaron a la AFP dos participantes.
“Un mundo de dos velocidades”
“¿Estaremos preparados para garantizar el acceso [a las vacunas] a escala mundial y evitar a toda costa el escenario de un mundo de dos velocidades?”, se preguntó el presidente francés Emmanuel Macron en su discurso.
Junto a la cuestión de la distribución de las vacunas, el G20 deberá responder a los llamamientos para ampliar su financiación para luchar contra el virus, que infectó a más de 55 millones de personas y mató a más de 1,3 millones en todo el mundo.
Incluso antes de que comenzara la cumbre, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que “hay un déficit de 28.000 millones [de dólares], de los cuales 4.200 millones serán necesarios antes de finales de año” para financiar el ACT-Accelerator, un dispositivo de la Organización Mundial de la Salud para garantizar que los países ricos no monopolicen los tratamientos, las pruebas o las vacunas.
“El acceso a la vacunación debe ser posible y asequible para todos los países”, dijo la canciller Angela Merkel mientras que el presidente brasileño Jair Bolsonaro aseguró que “desde el principio hemos hecho hincapié en que debemos cuidar la salud de las personas y la economía al mismo tiempo, el tiempo nos ha dado la razón”.
Los países del G20 ya gastaron más de 21.000 millones de dólares para combatir el coronavirus. También se movilizaron unos 11 billones de dólares para salvar la economía mundial, según los organizadores.
“Niveles alarmantes de desigualdad”
La deuda también está en la agenda de la cumbre frente al colapso de la financiación externa para los países más pobres, en el contexto de la pandemia.
En abril, el G20 adoptó una moratoria de seis meses en los pagos de la deuda, que se extiende hasta junio de 2021. Guterres pidió un “firme compromiso” de que este período de gracia se prorrogue hasta el final de 2021.
En este sentido, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, denunció el sábado en su intervención los “niveles alarmantes de desigualdad” en el mundo y pidió “cooperación y solidaridad”, recordando que su país hizo “un enorme esfuerzo fiscal”.
Además de Bolsonaro y Fernández también participa en el G20 el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, representantes de los tres únicos países latinoamericanos del G20.
Los abusos de los derechos humanos en Arabia Saudita, un país ultraconservador, hicieron sombra a la cumbre, con la que Riad esperaba mejorar su imagen tras las reformas de Mohamed bin Salmán, destinadas entre otros a reducir su dependencia de las ganancias del petróleo.