23 de diciembre de 2024 2:20 PM

Emparejan a un jaguar salvaje y una hembra cautiva en Argentina para salvar la especie

Conservacionistas en Argentina adoptaron un método poco ortodoxo para salvar a los jaguares de la extinción en los parques nacionales del norte del país, propiciando un encuentro con “buena química” entre una hembra cautiva y un macho salvaje.. La inusual cita entre Tania, una hembra criada en un zoológico, y un jaguar macho bautizado Qaramta, que en el idioma local Qom significa “el que no puede ser destruido”, comenzó el año pasado en torno a un recinto especialmente construido en los densos bosques del parque nacional El Impenetrable.

surflorida/Itareuters

Con los jaguares casi desaparecidos del área, los conservacionistas se emocionaron al detectar en septiembre de 2019 la presencia de un macho joven, primero por una huella en el lecho de un río y luego usando cámaras. En busca de una pareja para él, trajeron a Tania, una hembra que había tenido cachorros en un programa de cría en un parque vecino después de haber sido donada por un zoológico local.

Durante nueve meses, los dos jaguares se conocieron a través de la cerca del recinto. Caricias y ronroneos fueron indicios de que no pelearían y, una vez que se obtuvieron los permisos necesarios y Tania estaba en época de celo, se le permitió a Qaramta acceso al recinto para un encuentro cara a cara.

Tania y Qaramta pasaron cuatro días juntos bañándose, durmiendo y jugando, vigilados por un ansioso equipo de investigadores.

“Pasaron una especie de luna de miel de cinco, seis días. Y si bien no pudimos comprobar porque se metían muy adentro del monte que hayan tenido realmente una cópula, vimos que pasaron buenos días, que estaban juntos, que no hubo agresión entre ellos y que hubo muy buena química”, dijo a Reuters Marisi López, coordinadora de campo de Rewilding Argentina.

La organización es un socio local de Tompkins Conservation, el equipo de marido y mujer detrás de las marcas de ropa North Face y Patagonia que crearon el parque de 128.000 hectáreas en 2014.

Desde entonces Qaramta fue liberado del recinto, pero ha vuelto a verla a través de la cerca casi todas las noches y se le permitirá acceder al recinto una vez que la hembra vuelva a estar en celo. Mientras, Tania está siendo monitorizada para detectar señales de gestación.

La cría a partir de grandes felinos en cautiverio y salvajes podría ser una primicia mundial, aunque los líderes del proyecto buscaron el consejo de colegas que tuvieron éxito con los linces ibéricos en España.

Rewilding Argentina ha criado con éxito jaguares en cautiverio en el cercano parque nacional Iberá, junto con osos hormigueros gigantes y paujiles.

MEDIDA DESESPERADA

Howard Quigley, director del programa Jaguar de Panthera, una organización mundial de conservación de felinos salvajes, dijo que el mayor obstáculo de compatibilidad parecía haberse superado.

“En los zoológicos no es raro que una hembra o un macho mueran en estos encuentros”, dijo. “En este caso, parece que han hecho sus deberes. Con suerte, ahora tienen una hembra preñada que puede ser utilizada en el siguiente paso”.

Sebastian di Martino, director de conservación de Rewilding Argentina, dijo que su último plan es visto como poco ortodoxo en algunos círculos, pero que el enfoque tradicional de proteger lo que queda ya no es suficiente dado el grado de degradación ambiental.

“Hay que ir un paso más allá”, dijo. “Es una movida un poco desesperada, pero bueno, no hay otra oportunidad. Hacemos eso o perdemos al jaguar”.

En el peor de los casos, agregó, Qaramta podría ser capturado por cazadores antes de que logre preñar a Tania. En el mejor de los casos, habrá cachorros, lo que los convertirá en progenitores clave en el intento de recuperar a uno de los depredadores más icónicos y felinos más grandes de América.

Los jaguares han perdido más de la mitad de su área de distribución histórica desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina, con poblaciones reducidas a focos aislados y, en algunos casos, individuos incapaces de encontrar parejas.

En la región del Chaco del norte de Argentina, hogar del parque Impenetrable, se cree que solo sobreviven unos 20.

Cuando los depredadores mueren, dijo Di Martino, las poblaciones de herbívoros que cazan aumentan, desequilibran los ecosistemas y dañan la vegetación, clave para mantener los niveles de dióxido de carbono bajo control.

Los depredadores también juegan un papel importante en la eliminación de los animales enfermos, agregó, lo que ralentiza la propagación de enfermedades zoonóticas como el coronavirus.

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