Matilde Gómez quiere que su madre, Gume, sepa lo mucho que aprecia su cariño y sacrificio. Así que pondrá sus sentimientos en una carta.
Sur Florida / AP
Sólo que Gume Salazar nunca la leerá.
En lugar de eso, la carta estará sobre una mesa en la vivienda de Gómez en Arizona, como parte de una ofrenda dedicada a su madre, quien falleció de COVID-19. Estará junto a flores y una blusa de Salazar durante la festividad del Día de los Muertos, a la cual Salazar no daba mayor importancia.
“Creo que estaría de acuerdo con eso”, comentó Gómez. “Vería esto como una forma para que yo sane”.
El Día de los Muertos es una tradición mexicana que se celebra todos los años el 1 y 2 de noviembre, en la que se recuerda a los seres queridos que ya no están con altares, u ofrendas, coloridos. Sin duda será más difícil para las familias latinas en Estados Unidos que se han visto afectadas por el coronavirus. Algunas perdieron a más de un familiar, lo que pone de manifiesto el impacto desproporcionado de la pandemia en las comunidades de minorías étnicas del país. Además de la tristeza que viven, la gente no puede reunirse por la festividad debido a los riesgos de salud.
La madre y el tío de Gómez fallecieron a causa del virus con un mes de diferencia en el verano. Los hermanos no tenían enfermedades preexistentes. Gómez sólo habló con su madre por teléfono una vez antes de que falleciera en un hospital de California. Además de eso, Gómez, de 41 años, fue diagnosticada con cáncer de mama hace unas semanas. Decidió no programar la cirugía sino hasta después del Día de los Muertos debido a que quería recordar a su madre de manera adecuada.
“Quiero celebrar su memoria en mi hogar con el Día de los Muertos”, dijo Gómez, quien vive en el suburbio de El Mirage en Phoenix. “Nunca la olvidaré”.
La celebración del Día de los Muertos generalmente consiste de una ofrenda que se coloca en el hogar o en la tumba del difunto, la cual contiene fotografías del muerto, sus pertenencias importantes e incluso bebidas o alimentos favoritos. A menudo están adornadas con flores de cempasúchil, cuyo nombre científico es tagetes erecta, las cuales se cree que atraen las almas de los muertos.
Generalmente, la festividad se celebraría con procesiones en ciudades con grandes comunidades latinas, y la gente comería, cantaría y compartiría sus recuerdos de los fallecidos. El COVID-19 ha arruinado esos planes, pero no ha evitado que la gente coloque ofrendas en interiores y exteriores.