Algunos vecinos se refieren a la instalación cercada y de alto secreto que se alza en la colina como “la estación de radares”. Algunos afirman haber visto rusos misteriosos en la zona. Durante años han circulado rumores sobre que podría ser una base de cabezas nucleares estadounidenses.
Sur Florida / apnews
Es fácil ver cómo empiezan los rumores. El lugar es muy llamativo a la vista. Cuatro enormes esferas de Kevlar se alzan como enormes naves espaciales en un complejo en medio de una zona de campos agrícolas, 25 kilómetros (16 millas) al oeste de Bruselas, la capital de Bélgica.
Pero la Estación Terrestre de Satélites de Kester es a la vez más segura y más sofisticada de lo que parece indicar la creencia local. Es crucial para las comunicaciones espaciales en la OTAN, la más moderna y mayor de cuatro estaciones similares que gestiona la alianza militar.
Unos 2.000 satélites orbitan en torno a la Tierra, en torno a la mitad operados por países de la OTAN. Aseguran el funcionamiento de redes telefónicas, servicios bancarios y previsiones meteorológicas. Los comandantes de la OTAN en lugares como Afganistán o Kosovo dependen de algunos de ellos para orientarse, comunicarse, compartir información de inteligencia y detectar lanzamientos de misiles.
El complejo de Kester entrará esta semana en una nueva órbita cuando la OTAN anuncie la creación de un centro espacial para ayudar a gestionar las comunicaciones por satélite y partes clave de sus operaciones militares en todo el mundo.
Los líderes de la alianza dieron declararon en diciembre que el espacio será su “quinto dominio” de operaciones, después de la tierra, el mar, el aire y el ciberespacio. Durante dos días de conversaciones a partir del jueves, los ministros de defensa del grupo darán luz verde a establecer un nuevo centro espacial en el Comando Aéreo de la alianza en Ramstein, Alemania.
“Esto será un punto crucial para asegurar el respaldo espacial a las operaciones de la OTAN, compartir información y coordinar nuestras actividades”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, antes de la reunión.
El plan forma parte de los esfuerzos de la alianza de mantenerse en la vanguardia de un sector ágil y de alta tecnología, especialmente dadas las preocupaciones por lo que los estados miembros describen como un comportamiento cada vez más agresivo en el espacio por parte de China y Rusia.
Unos 80 países y varias empresas privadas tienen satélites. En la década de 1980, apenas una pequeña parte de las comunicaciones de la OTAN se hacían vía satélite. Ahora es al menos el 40%. Durante la Guerra Fría, la OTAN tenía más de 20 estaciones, pero las nuevas tecnologías han permitido a la organización de seguridad más grande del mundo multiplicar su cobertura por dos con una quinta parte de esa cifra.
En Kester, tras una doble cerca de seguridad, grandes puertas de acero y un cristal antibalas, en un recinto que puede soportar un ataque terrorista o cualquier intento de interferir con sus comunicaciones, cuatro antenas de satélite envueltas en esferas de Kevlar conectan los cuarteles generales civil y militar de la OTAN en Bélgica con sus operaciones en todo el mundo.
Desde su posición elevada, las antenas -dos de ellas de 16 metros (52 pies) de diámetro- transmiten información e imágenes a través de satélites de países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia. La propia OTAN no tiene satélites.
Buena parte de las instalaciones está protegida por gruesas placas de acero, incluidos los conductos por los que pasan los cables, para resistir cualquier ataque con pulsos electromagnéticos, grandes picos de energía que pueden dejar fuera de servicio redes eléctricas o destruir circuitos y componentes electrónicos.
Pero los aliados de la OTAN están cada vez más preocupados por otra clase de ataques con armas antisatélites, que podrían sembrar el caos en tierra y dejar peligrosos escombros flotando en el espacio.
“Algunas naciones -incluida Rusia y China- están desarrollando sistemas antisatélite que podrían cegar, incapacitar o derribar satélites y crear peligrosos escombros en órbita. Debemos aumentar nuestra comprensión de los desafíos en el espacio y nuestra capacidad de abordarlos”, dijo Stoltenberg.
Por el momento, la alianza militar insiste en que su “estrategia seguirá siendo defensiva y totalmente alineada con el derecho internacional”. Y pese a los avances que se están haciendo en el “quinto dominio”, Stoltenberg ha reiterado en el último año que “la OTAN no tiene intención de llevar armas al espacio”.