Partes de dos aviones MiG-21 cubanos que La Habana ha descrito como “obsoletos” fueron encontrados en un buque de Corea del Norte con un fuerte olor a combustible que indica que estuvieron operando hasta hace poco, según un fiscal panameño.
Mientras tanto, otros oficiales panameños dijeron que el gobierno de Corea del Sur les había informado este año que Corea del Norte estaba contrabandeando equipos a través del Canal de Panamá, pero que la información no había sido tomada en serio.
También se confirmó que un alto official cubano que visitó Panamá el pasado fin de semana –después de que el buque Chong Chon Gang fuera interceptado, pero antes de que se encontraran armas a bordo– afirmó que éste no tenía drogas y que su cargamento de azúcar era solo un “regalo humanitario” de La Habana a Pyongyang.
Partes de las narices y otros pedazos de los Mig-21, desmantelados y empacados en contenedores de 40 pies, fueron expuestos el domingo en el Puerto de Manzanillo, en el lado Atlántico de Panamá.
Javier Caraballo, el fiscal principal para narcóticos en Panamá y oficialmente a cargo de la pesquisa en el buque, dijo que el olor a combustible de los dos aviones de combate, de diseño soviético, indicaba que habian estando operando recientemente.
También se encontraron dos radares para guiar misiles antiaéreos SA-2 a sus blancos, así como generadores de electricidad, grandes rollos de gruesos cables y otros equipos para los radares.
Cuba había dicho el martes que el buque llevaba material de guerra “obsoleto” –dos MiG-21, 15 motores para ese tipo de avión, dos radares antiaéreos y nueve missiles y repuestos– que iban a ser modernizados en Corea del Norte y después devueltos a La Habana.
Caraballo dijo que se ha encontrado un total de ocho contenedores en el Chong Chon Gang. Siete de ellos ya han sido abiertos y examinados –los últimos cinco después de ser revisados por trampas explosivas– y aún resta uno a bordo del buque.
Los ocho contenedores fueron encontrados en solo una de las cinco bodegas del buque, escondidos bajo 10,000 toneladas de azúcar crudo, en sacos de 100 libras cada uno, cargados a bordo en Cuba.
El hallazgo del material bélico causó un escándalo porque Pyongyang ha estado bajo un embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas desde el 2006. Cuba también estaba en la obligación de declarar las armas que iban a bordo, y el buque debería de haber declarado las armas cuando presentó su solicitud para transitar el Canal de Panamá camino a Corea del Norte.
Oficiales panameños dijeron el domingo que las denuncias del gobierno de Corea del Sur no fueron investigadas a fondo porque fueron percibidas como una consecuencia de las décadas de hostilidades entre las dos naciones. No se dieron más detalles sobre las quejas, o si los surcoreanos mencionaron armas o solamente cargamentos en general.
“No le prestamos suficiente atención. Esa es la verdad”, dijo un official que pidió el anonimato porque no estaba a autorizado a comentar sobre el tema.
Una cañonera panameña interceptó el carguero el 10 de julio sobre la base de una pista según la cual transportaba drogas. Cuando la tripulación se opuso al registro, el carguero fue remolcado hasta el puerto de Manzanillo.
Funcionarios panameños también confirmaron que un viceministro de Relaciones Exteriores cubano, que viajó apresuradamente a Panamá el pasado fin de semana había afirmado a Panama que no había drogas a bordo y que su único carga era un “regalo humanitario” de azúcar a Pyongyang.
El cubano instó a las autoridades locales a que permitieran que el buque y su tripulación continuar el viaje a Corea del Norte, y regresó a La Habana rápidamente. Funcionarios de inmigración de Panamá lo identificaron como el vicecanciller Rogelio Sierra Díaz. Las gestiones realizadas el domingo para confirmar con La Habana la visita de Sierra, no tuvieron éxito.
Mientras tanto, en Panamá, un país donde la política ha sido siempre un deporte de contacto, el caso Chong Chon Gang ha desatado una disputa doméstica sobre si el gobierno del presidente Ricardo Martinelli debió haber detenido el barco.
“No somos policías a cargo de un retén al servicio de terceros”, escribió el columnista Marcel Salamín en el diario La Estrella, con referencia a la amplia percepción en Panamá de que la pista para registrar el carguero debe de haber venido de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
Los críticos de Martinelli se han quejado de que la confiscación de la nave pudo haber violado la neutralidad oficial del Canal, de que ha puesto innecesariamente al pequeño país en medio de una disputa internacional y que podría acarrear represalias por parte de la notoriamente belicosa Corea del Norte.
El columnista Nicanor Alvarado Nixon, del periódico La Prensa, escribió que expertos en seguridad no identificados le habían “sugerido” que, de hecho, la nave podría haber sido interceptada por las fuerzas de Estados Unidos en el Caribe, que después la entregaron a las autoridades panameñas. Pero no ofreció ninguna evidencia para apoyar sus afirmaciones.
El ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Nuñes-Fábrega, en respuesta a las quejas de la oposición, ha dicho que la intercepción del carguero Chong Chon Gang fue legal y no implicó a fuerzas estadounidenses.
El carguero había sido capturado antes por transportar drogas y municiones para armas pequeñas, dijo, y había levantado sospechas más recientemente por navegar en el Caribe sin tener encendido su sistema de localización y reporte automáticos.
“Hay algo que se llama Google. Esto no es Dick Tracy”, dijo Núñez. (El Nuevo Herald)