Los cuerpos de 55 personas fallecidas el viernes durante un motín en la cárcel venezolana de Uribana, en el estado Lara (noroeste), se encuentran en la morgue local, informó este sábado el director del Hospital Central Antonio María Pineda, Ruy Medina, que atendió la emergencia.
“Son 55 fallecidos que ya están en la morgue bajo la jurisdicción del ministerio Penitenciario y la Fiscalía”, dijo Medina, añadiendo que en el hospital aún permanecen “unos treinta heridos” de los 90 que ingresaron el viernes.
“Los heridos que tenemos están evolucionando satisfactoriamente” y “probablemente egresemos a algunos” durante el día, añadió el director del hospital, señalando que los afectados tienen “heridas de distintos tipos en todas partes del cuerpo”.
El parte inicial de al menos 50 muertos y 90 heridos.
El gobierno venezolano ordenó el viernes por la noche investigar el motín en la cárcel de Uribana, que sería uno de los episodios más violentos de las últimas décadas en los penales del país, al condolerse por el “saldo lamentable” de víctimas.
Las autoridades todavía no han dado un parte oficial de muertos y heridos, y se espera para este sábado una rueda de prensa de la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, desde Lara, indicaron fuentes del ministerio.
Según dijo Varela el viernes, una requisa en busca de armas provocó un motín de un grupo de presos armados, que “arremetieron contra los efectivos de la Guardia Nacional”.
Entre las víctimas se encuentran presos, efectivos militares y custodios del centro, según Varela.
La cárcel de Uribana, a unos 350 kilómetros de Caracas, tiene medidas provisionales de protección de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) desde 2007 y a pesar de eso sufre de un fuerte hacinamiento, según la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones.
Estas medidas de protección establecen que las autoridades deben velar especialmente por “evitar la pérdida de vidas y los daños a la integridad física, psíquica y moral de todas las personas que se encuentran privadas de libertad” allí, a la vez que ordenan el decomiso de armas a los internos y la mejora de sus condiciones de vida.
Las cárceles venezolanas sufren problemas de insalubridad, hacinamiento y violencia, y en muchos casos son controladas por bandas de reclusos fuertemente armados, que constantemente generan enfrentamientos internos. (AFP)
