30 de abril de 2024 3:56 AM

El Caballo de Troya/ Por Jesús Ganem Martínez*

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el
tiempo”.
Abraham Lincoln.

Chucho GanemEl Caballo de Troya es considerado una creación legendaria que representa a un enorme caballo de madera, que se menciona en la Guerra de Troya, con un valor histórico discordante. Wikipedia, señala que ha dado origen a expresiones idiomáticas, siendo una de ellas, “la técnica de negociación basado en la mentira, como dispositivo astuto, engañoso y peligroso, que posibilita la penetración disimulada en un determinado espacio”.

Con legítima inquietud se preguntarán ustedes: ¿Y a qué viene todo esto? Pues muy sencillo. El dedo presidencial designó para competir en Carabobo a un facsímil del Caballo de Troya, cuya misión en Carabobo es “desbaratar” la Gobernación, Alcaldías y Concejos Municipales, enterrando la descentralización e imponiendo un modelo autocrático, que busca truncar la tradición constitucional, plural y democrática de los carabobeños.

A fin de ejecutar la disparatada y absurda misión, los jerarcas chavistas, dándole vueltas al asunto, decidieron utilizar la imagen de un bisoño militar, disfrazado de demócrata, para que predicara la justicia social y la inclusión, con el manejo de un discurso infundioso y falaz, de propósitos idénticos al del otro castrense que gobernó a nuestro estado, desmantelando la gobernación y sembrando de corruptelas inauditas a los despachos públicos. Fue así como el nuevo candidato del centralismo comenzó a vender esperanzas y promesas a una parte de los llamados inconformes, aseverando convertir a Carabobo en un Edén, o sea, un paradisíaco territorio.

El Caballo de Troya, una vez ungido por el dedo presidencial, ha venido montando su estructura electoral, priorizando la tarea de rastrear a un sector de la Alternativa Democrática, que sorpresivamente después del 7 de octubre marcaron distancia, apartándose de la unidad, y declarándose portavoces de una cruzada que olvida el pasado reciente, sin valorar la memoria democrática, ni el riesgo país, a sabiendas que en la actual coyuntura las posturas están bien definidas: “estás a favor de la patria o a favor del comunismo” sin que haya cabida a términos medios, porque ellos representan valores y principios antagónicos y por demás, súper conocidos.

De manera que personalmente me ha resultado triste y lamentable el apoyo que le han ofrecido al hegemónico y concéntrico poder, las personas involucradas, algunos de ellos, amigos personales, ante la inaudita ingenuidad o candidez de sus explicaciones, a fin de justificar el extraño ramalazo, sin prestarle la debida atención a la aviesa campaña encubierta de un totalitarismo, que a fin de cuenta, es el destino final de esta parodia revolucionaria.

Pues bien, lo dicho suena a verdad amarga, pero gracias a Dios, el grueso de los carabobeños sabe que las cartas están echadas y el juego está a favor de los que buscan un contrapeso al poder absoluto que pretende tener el imperio aplastante del centralismo. Las estrategias que se manejan sobre la dinámica de la mentira y la intimidación no tendrán éxito alguno. Reitero que hay que sacudirse el desánimo y enterrar la apatía electoral. Nuevamente vamos a ganar la Gobernación, colocándonos en la línea de ampliar la participación ciudadana, que aleje el espíritu amenazador del abstencionismo y de los que pretenden separarnos o fracturar la unidad que tanto nos ha costado. Yo si voto. Por la causa de la libertad y la dignidad de los carabobeños. Henrique Fernando, lidera esta ineludible tarea.

*El autor fue congresista en Venezuela.

 

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